¿Nunca me has vuelto a necesitar?
Eso significa que has dejado de escribir, te has olvidado de los cuentos y de las metáforas. Te has olvidado del nosotros. Me has dejado sola otra vez. Joder.
Pero yo sé que estás ahí, que lo ves. Me miras, me desnudas. Me quieres y lo sabes.
Yo también lo sé. Por eso juego. Río. Me deslizo. Un botón que se cae. Unos labios teñidos de rojo. Unas piernas largas. Unos tacones altos.
Me llamas en silencio y yo te grito por dentro. Dimelo. Vuelve y echamelo en cara.
Todo. Nada. Tú. Yo.
No hay edades. No hay diferencias. Estamos aquí. ¿Lo ves? Me pega un vuelco el corazón. O quizás dos. Uno por ti y otro por mi.
Siento tus manos en mi cintura, apretándome. Te siento aquí, dentro. ¿Sabes? Me vuelves loca. O quizás ya lo estaba. Pero tú me has vuelto aún más.
Deseo tus labios. Tus besos. Tus ojos. Todo tu cuerpo.
Quiero tenerte aquí.