-A veces creo que no hize bien declarandome, al menos, me seguiría hablando.
Ya no entiendo qué hago mal. Qué digo, qué hago. Dime. Por una vez, no te calles. Vuelve a hablarme como antes de ese quince de noviembre. Han pasado casi seis meses...
¿Por qué no puedo hacer otra cosa que llorar y quererte aún más? Ya tienes tu corona, aunque no te la pudiese entregar yo.
Soy obsesiva, celosa, risueña, imaginativa, soñadora, inocente, reflexiva, curiosa, divertida, singular... ¿Quieres un pedazo de mi?
Primer fantasma.
Maria Antonieta dibujaba corazones en sus libros de texto, sobre todo en las clases más aburridas, mientras tarareaba su canción favorita, la del olvido.
Siempre que mamá se compraba unos zapatos nuevos, Carlota jugaba con ellos cuando estaba sola. En cuanto alguien llegaba, se los escondía en la espalda.
Tercer fantasma.
Los ojos de hielo de León se volvían temerarios en pleno juego; te miraban fijamente, sin saber si te estaban desnudando, comiendo o matando. Se parecían a los tuyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario