Una ovejita, dos ovejitas...

Después de un año me paso otra noche (más) en vela contemplando el hotel de enfrente de mi casa para ver si al insomnio le da por contar ovejitas (y que no se salte la de mi camisón) para fundirnos en un cola-cao bajo las sábanas (o bajo la nada, que el calor no amaina).
Tengo la necesidad de escribir sin parar aunque sea para contar que quiero escribir una carta sin destinatario, o con destinatario pero sin dirección. Tengo la necesidad de ponerme a escuchar canciones sin parar para 'invitarte a pasar una noche cantando canciones hasta desgastarnos los labios'. Tengo la necesidad de hacerme fotos sin parar hasta que encuentre una (con una me vale, en serio) que se me antoje tan perfectamente imperfecta como para enseñarla. Tengo la necesidad de tintar mi pelo de azul, verde, amarillo, rosa, morado (rojo no, porque es como le tengo ahora) para demostrarle al mundo que soy capaz de vivir. Tengo la necesidad de cojerme un tren a ninguna parte (o a todos los lugares en concreto) para besarte con una intensidad que solo la conozco en mis sueños.

Joder...

Tengo necesidad de ti.