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domingo, 25 de abril de 2010

Cuatro horas para...

Felicidad. En sí, suena burdo.
¿Qué consideras felicidad? ¿Pequeños momentos de placer? Pero el placer no es la felicidad. ¿O sí? ¿Tú crees? No sé; quizás para algunos la felicidad sería el gozo bien calculado, la inteligencia y el placer de los sentidos inmiscuidos uno en el otro. O no. Quizás la felicidad es llegar al éxtasis místico que te produce sentirte a ti mismo, dentro, latente.
También, podemos ser pragmáticos y valorar este concepto con un sentido relativo. Claro, porque mi felicidad no tiene por qué ser igual que la tuya. Pero, ¿no dicen los dogmáticos que las verdades son universales? ¿Entonces? ¿En qué varía? ¿En el contexto? Sí, vale, te lo acepto. Depende del contexto nuestra felicidad varía, o la modificamos. ¿Me equivoco? La modificamos con nuestros sentimientos imperfectos, con esa telaraña que tenemos que los ojos y que no nos permite observar la vigilia, o la perturbabilidad del sueño. ¿No crees?

Además, ¿no te das cuenta que la felicidad es una condena? Ahora me dirás que no, que la felicidad no te ha venido impuesta. ¿En serio? Entonces, ¿yo puedo elegir no ser feliz? No. No, puedo. ¿O tú sí? Inténtalo. Siempre va a haber algo que te haga feliz; ya sea en grandes dosis o en unas tan minúsculas que sean casi imperceptibles. Pero no podrás elegir.
Y si la felicidad es tan relativa, ¿cuál es la verdadera? ¿La tuya? ¿La mía? ¿O la del vecino que vive en el piso de arriba? ¿A qué se refieren con felicidad? ¿A qué nos referimos? ¿Al acto? ¿Al sentimiento? Por que claro, tú puedes decir que tu felicidad es la máxima, pero estar totalmente en contra de mi ética y de mi moral. Entonces, ¿qué hago? ¿La tuya vale y la mía no? A nadie le parecería justo, pero, ¿qué sucede?, que para esa felicidad tenemos que poner una serie de límites que la condicionen. Y eso nos lleva a la falta de libertad; ¿la libertad condiciona la felicidad? ¿Por ser más libres somos más felices?


¿Un término medio sería posible? ¿Llegar al nivel que dijo Aristóteles sería lo más idóneo? A veces castigar a unos y otras no. O quizás sería ser como Platón junto con su maestro Sócrates y ayudar a conocer los conceptos o ideas de bien y mal para llegar a la máxima anamnesis. O cumplir impetuosamente las reglas para conseguir el imperativo categórico de Kant; sí, ese que decía que cumplir la norma nos hace libres y que esa libertad nos lleva a la felicidad?
¿Qué fue antes: el huevo o la gallina? ¿Qué influye más en la felicidad: la razón o los sentimientos?
Sinceramente, no busques respuesta al término felicidad. Cada uno te dará su opinión, o te darán la definición del diccionario. Con esto quiero decir, que cada uno puede considerar su felicidad tal y como la sienta. Pero cuidado, no siempre un exceso de libertad nos lleva a la felicidad.

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