Ataques de chocolate.

Hay días (como hoy, por ejemplo) en los que me apetece creer que los malos momentos son invenciones de El Corte Inglés para que haya un mayor consumo del chocolate.
Hay días en los que apago el móvil (mentira, jamás en mi vida lo tendré apagado), tiro el Ipod por la ventana (malditas canciones con tendencias positivas) y me meto bajo la colcha de mi cama, que está llena de colores. En ese tipo de días, que ya empiezan mal por despertarte con sobresaltos, que continúan peor porque no encuentras la camiseta que quieres y que se derrumban al ver que tus esfuerzos son en vano, no quieres hacer nada más, bueno, quizás ponerte de helado hasta los topes.
Es cuando el ataque del calamar solo consigue arrancarte alguna mini-sonrisilla porque te has dado cuenta de que no puedes seguir reteniendo a las personas que alguna vez se tienen que ir de tu vida. O quizás lo que suceda es que te vayas tú de la suya.

...

No tengo ganas de más, quizás algún día os termine este relato.

Me voy a comer chocolate bajo mi colcha.